Cuando se visita Ayllón tienes la sensación
de haber entrado en la etapa más esplendorosa del medieval
y cosa curiosa, este pueblo, conserva ese encanto junto con la modernidad
del tiempo que le rodea. La sencillez de su gente y sobre todo la
alegría de vivir que tienen hace que sea para los visitantes
la mejor terapia para descargar todas las tensiones y problemas
de nuestro mundo. Te llenas por un lado de cultura a los amantes
del arte y por otro de una paz especial que hace sentirte bien.
Ayllón está declarado Conjunto
Histórico - Artístico de carácter nacional
por Decreto 1.201/73, de 19 de mayo, y ha obtenido varios premios,
entre ellos en 1973 el primer premio del Concurso P. de Embellecimiento
de Pueblos y el accésit del Primer Premio Nacional en 1974.
Como ayllonense que soy, te aconsejo que hagas
el siguiente recorrido para realizar la visita: Atraviesa el puente
romano de piedra, sobre el río Aguisejo, y te encontrarás
ante una puerta de rudo aspecto guerrero que era la entrada al Castillo.
Hoy día llamado por la gente del pueblo "El Arco",
es la entrada principal a la Villa.
A continuación en frente está
el palacio de Juan Contreras. Este personaje parece ser que fue
regidor de Segovia, que estuvo presente en la coronación
de la reina Isabel la Católica, en el atrio de San Miguel,
el 13 de diciembre de 1497 y que, posteriormente, residió
en Ayllón. Tiene una destacada fachada de estilo isabelino.
En el interior de la casa se pueden apreciar diversos estilos artesonados
que se hayan en perfecto estado de conservación. Se encuentra
reproducida en El Pueblo Español de la montaña de
Montjuïc de Barcelona.
Continuando el paseo, a pocos metros del palacio
de Juan de Contreras, por una calle estrecha surge el espacio abierto
y luminoso de la Plaza Mayor, magnífica plaza de aspecto medieval por sus viejos soportales de madera, en
cuyo fondo se halla la Casa del Ayuntamiento, que al parecer fue
el primer palacio de los Marqueses de Villena, en cuya fachada destacan
sus escudos, fue cedido al Consejo de Ayllón hacia el 1620.
Al lado se encuentra la Iglesia de San Miguel, con ábside
románico, quizás del siglo XIII con los escudos de
la familia Contreras en la fachada, magnífica portada y enterramientos
de hijosdalgos en el interior.
Cruzando toda la plaza, a la izquierda, frente
a la Iglesia de San Miguel, nos encontramos la Casa de la Torre,
el edificio civil más antiguo de la Villa que fue Cuartel
de la Guardia Civil. Hoy día reformado, en la parte de abajo
se halla la Caja de Ahorros de Segovia y en la parte de arriba el
Centro de Jubilados. Esta casa también se encuentra reproducida
en el recinto del Pueblo Español de Barcelona.
Continuando por la calle del Pozo podemos ver
la casa-palacio del "Obispo Vellosillo" , data del siglo
XVI, con patio interior, escalinata de piedra y artesonados de la
época. En la portada podemos ver el escudo de los Vellosillo,
así como en cada una de las ventanas y balcones.
Don Fernando de Vellosillo intervino como teólogo
en el Concilio de Trento el 18 de enero de 1562 y, posteriormente,
fue nombrado por el rey Felipe II, Consejero como premio a su labor,
y en 1566 Obispo y Señor de Lugo.
Subiendo a la derecha de la plaza Mayor, y llegando
a la esquina de la calle El Parral, hay una casa palacio que se
dice perteneció a la Emperatriz Eugenia de Montijo. El escudo
de armas es de la familia Portocarrero. Y en frente de esta casa
se encuentra la Iglesia parroquial de Santa María la Mayor
en la plaza Ángel del Alcázar.
Siguiendo desde la Iglesia de Santa María
La Mayor, por la calle Doctor Tapia nos encontramos hacia la derecha
de la calle otra casa solariega que todos llaman la "Casa del
Águila", por su escudo en la pared.
Continuando por la calle Doctor Tapia poco después
de la "Casa del Águila", por una estrecha callejuela,
se asoma con toda su belleza "La Martina", torre de piedra
con sus correspondientes almenas, apoyada en el borde del cerro
que domina el pueblo, que parecen ser los restos de lo que fue el
Castillo de Don Alvaro de Luna.
De día se muestra esbelta y elegante
como si el tiempo no hubiera pasado por ella. Se puede subir desde
muchas otras callejuelas, pero es desde aquí donde se divisa
con más claridad.
Hacia las doce del mediodía nos avisa
con sus campanadas, como avisaba antiguamente a los labradores
que estaban en el campo que había llegado la hora del rezo
del Angelus y continua haciendo su labor de indicarnos que el
día se encuentra en su mitad. Por la noche cuando todo
está en silencio y la oscuridad impregna todo el pueblo,
"La Martina" se transforma y de aquella torre esbelta
y elegante de día ahora queda un inmenso buo, que vigila
expectante como un centinela sin descanso para cuidar a su querido pueblo.
Queda también un murallón denominado
"Los Paredones", que es uno de los vestigios de la ocupación
árabe del siglo VIII, formado de tapial de gran espesor,
que servía de fortificación al cerro del Castillo.
Es de suponer que de allí arrancaran las murallas que circundaban
a la villa, de las que aún quedan grandes restos como los del paseo
de los Adarves y los de la carretera de Soria.
Siguiendo el paseo por la calle Doctor Tapia, ya al final nos encontramos con lo que era el Convento de las Concepcionistas fundado por el Marqués de Villena. Últimamente las monjas tenian un hostal para los visitantes que desearan pasar por el pueblo, pero hacia los años 40-80, funcionaba como colegio y por aquí han pasado innumerables estudiantes, entre ellos quien os está guiando, y de ahí nos ha quedado nuestros recuerdos de la infancia que guardamos con nostalgia cuando nos viene a la memoria Sor Teresa, Sor Anuncia y la querida por todos Señorita Garay que nos enseñó, como bien decía ella, a ser personas.
Formando parte del convento, está la Iglesia
que en su interior se encuentra una bella imagen de la Purísima
Concepción atribuida a Alonso Cano.
A extramuros de la villa y junto a la carretera de Aranda de Duero,
se encuentra el Convento de San Francisco, hoy llamado popularmente:
"El Exconvento".
Si la piadosa tradición señala
que esta santa casa fue fundada por el seráfico patriarca
de Asís; si la historia recoge que fue en ella huésped
en el verano de 1411 el futuro rey de Aragón don Fernando
de Antequera, señor de Ayllón, mientras la Corte permanecía
en esta villa; si a este cenobio acudió entonces el popular
dominico valenciano San Vicente Ferrer, donde sin duda se celebraron
importantes conferencias; si dentro de estos muros duermen el sueño
eterno damas y caballeros de noble estirpe, como los Daza, Vellosillo
y Pacheco, y las no menos importantes familias de los Chaves y Temiño,
o el propio conde de San Esteban de Gomaz, no puede dejarse al olvido
voluntario esta joya histórica y monumental.
Si los avatares del siglo pasado, con sus desamortizaciones, exclaustraciones
y saqueos, profanaron este sagrado recinto, aún queda en
pie, para señalar la estática majestad de su severa
fachada, la ESPADAÑA (construcción que la tradición franciscana
imponía, con raras excepciones, para alejarse de la ostentación que
significaba un campanario en sus comunidades) que mira al cielo y los clásicos
relieves de los Evangelistas, los escudos y la imagen pétrea
de San Francisco.
Esta finca del "Exconvento", permaneció
en mi niñez en propiedad de un señor del pueblo "Julio
Montejo", ahí los niños jugábamos sin
saber la gran trascendencia que había tenido en la historia.
Más tarde fue vendida a un médico ilustre que la reformó
y ha quedado como propiedad de él, quedando cerrada al público.
Un día al año, el 3 de mayo, día de "La
Cruz", la gente del pueblo se reúne en romería
hasta la fachada del "Exconvento" y allí organizan
una fiesta en la que participan todos, desde los más pequeños
hasta los mayores, y así se conserva esta tradición
de padres a hijos. Es su manera de revivir un poco aquella esplendorosa
época de la historia de Ayllón. En la actualidad, funciona como establecimiento hostelero.